Odio que no te pueda odiar

Miradas ajenas y palabras vacías, eso es lo que somos ahora. Cuando apenas hace unos meses estábamos compartiendo sonrisas y buenos momentos, tú me decías que te sentías a gusto y yo no podía controlar el color de mi piel que se tornaba carmín al momento de verte jugar con la mirada. Realmente mis sentimientos en ese momento eran tan sinceros que me arrepiento demasiado de no haberte dado más pruebas de ello, quizá si lo hubiera hecho estoy segura que en el presente estarías consiente de que no te odio. De que es difícil odiar cuando alguna vez llegué a amar... Pero no vengo a decir aquí nuevamente sobre los sentimientos que aún tengo por ti, a pesar de que tengo también mil razones para odiarte, no puedo. Así que sólo comenzaré diciendo que me duele tanto tener que verte ahora, porque no me gusta ver cómo estas. Odio tanto tu mirada baja, y tu sonrisa forzada, odio tanto que no puedas mirarme a los ojos, que yo signifique una intrusa en nuestro círculo de amigos, porque quizá ...