Nadie más, sólo yo

Subió a la cima de la montaña... pensado que solo estaba. Triste, se sentaba para mirar el mar y la playa. "Nadie más habita aquí", decía a los vientos en la mañana. "Sólo yo... Nadie más" A veces escribía en la tierra, y volvía a exclamar sin novedad. Creía que el mundo así debía ser, no conocía otra realidad. Escribía sin parar, en hojas o troncos, cada vez que oía al silencio pasar por aquella cima de ojos nublados. "¿Nadie más habita aquí?" preguntó una tarde, cansado. Y sin respuesta a su plegaria, continuó escribiendo sin ánimo. En la cima de la montaña se encuentra, viendo al tiempo pasar y a las aves emigrar. Quería compañía tener, pero nunca abandonaba aquella montaña que siempre lo veía al amanecer. Siempre, solo, siempre él. "¡Nadie más habita aquí!" gritó una noche, llorando. "¡Nadie más que yo!" Y se rindió...