El caballero con espinas

La primera vez que lo conocí, él blandía una espada de madera. La presumía como si fuera la herramienta que conquistaría los continentes y que también lo llevaría a atravesar el mar que lo separaba de sus sueños. Yo no era Julieta ni tampoco Dulcinea para él, es más, creo que no había ninguna musa que lo hiciera escribir versos en su tiempo libre. "El caballero sin amor" se hizo llamar después de saber que se cargaría de espinas con el primer roce de ese amargo trago de la vida. Sin embargo, para toda dama que se cruzaba en su camino, era una maldición. ¿Cómo un hombre con la voz y la mente para formar poesía, no estaría dispuesto a dedicarla? Yo le sonreía cada vez que se dirigía a mí para platicar sus hazañas. Día tras día, venía a mi bar y me contaba sobre la transformación de su espada y el acero con lo que la estaba formando. Yo lo atendía, porque de todos los hombres que llegaban, era el único que no parecía temerle a otra espada sobre su ...