La nota en mi botella

He visitado mucho el mar estos días.
Algunas veces sólo pienso y camino nuevamente a mi casa, pero otros días vengo con una hoja de papel, lápiz y una botella. Es algo romántico, aun creo en ese tipo de cosas, aun en estos tiempos en donde casi todo se hace por medio de palabras en una pantalla.
Pero las palabras en papel son todo un cuento, un secreto. En la computadora al menos sabes que alguien puede robarse tus contraseñas o simplemente sentarse en frente de ella y husmear entre todos los archivos, y todo queda descubierto... Sin embargo, ya casi nadie lee lo que se encuentra en papel (casi, al menos que no te obligue una institución, el papel ya ha sido obsoleto).
Por eso me gusta. Es obsoleto, es tan secreto... tan secreto y discreto como lo que tengo que decir hoy.
Últimamente he pensado mucho en mí, en lo que he hecho estos días y las palabras que me han dedicado algunas personas. La vida corre tan rápido que es casi imperceptible.
Al menos para mí, mis experiencias se van como si fueran espuma de mar, pero en mi mente dejan marca, y algunas de ellas me molestan mucho.
Respiro un poco para liberar todas esas ganas que tengo de maldecir y de gritar, hoy sólo quiero suspirar y dejar que la sal limpie todo lo que tengo dentro de mi cuerpo. El pesar, la vergüenza, la certeza de que he tomado malas decisiones...
Tengo tantas ganas de disculparme con todo el mundo, pero sólo una persona es quien inunda mi cabeza con su nombre, como una penitencia bien merecida por haberlo dejado aquí mismo, como a la loca del muelle de San Blass.
Sí... en definitiva he hecho tantas cosas que he descuidado mucho mis círculos sociales, a mis amigos e incluso a mi propia familia. Nadie me dijo que al perseguir tus sueños tiendes a perder un poco el equilibrio entre tu vida personal y ellos.
No... pierdes más que eso. Pierdes voz, fuerzas e incluso tu oportunidad de darte ciertos placeres, como estar con la persona que quieres. Y no hablo del amor de toda la vida, hablo de darte la oportunidad de tan siquiera buscarlo.
Cuando maduras te das cuenta de que ya no se trata de seguir el estereotipo de la sociedad (hombre adinerado, mujer delgada...) sino de que buscas por ti e incluso para sorprenderte. Dejar que las personas te sorprendan es increíble, es como entrar a una habitación sin letrero, sin requisitos de entrada o incluso que tengas en mano tu "solicitud de trabajo".
Pero si tienes una meta diferente o si quieres mantener intacta tu oportunidad de construir algo grande en tu vida... Simplemente eso pasa a algo peor que el segundo plano. Creo que yo llegué a pretender que no existía tal cosa, el amor.
No por despecho, no porque ya haya tenido varias desventuras en mi vida sino porque el trabajo, la escuela no me dejaban pensar en nada más.


Y como tal he hecho algunos tratos con algunas personas para poder seguir mi camino. Trabajos, favores y demás, pero no a todas les pago a tiempo, porque les pido favores incluso grandes. No sé si es exagerado decir que parece como si les debiera mi vida, pero así lo siento porque ni el dinero podría pagar lo que les debo.
Eso se encuentra del lado de mi meta, de las bases y condiciones que he aceptado para seguir adelante.
Pero el amor...
¿Por qué siento que perdí la oportunidad de estar con alguien? ¿Por qué será que mi mente pide a gritos en todo momento su nombre?
Sé que todo mi cuerpo pide por una oportunidad para construir algo con alguien, en vez de estar en solitario.
Pero también estoy consciente de que ya no puedo hacer más por la persona que mi corazón quiere. Tengo las manos tan atadas, que preferiría no ofrecerle a alguien endeudado pero con un corazón dispuesto.
Por él, yo estaría dispuesto a darle mis noches, interrumpir mis trabajos por contestarle un mensaje, mis sueños, su nombre en mis mañanas, mis suspiros, incluso mi apoyo incondicional. Sin embargo... él nunca sabrá de esto, porque yo lo alejé antes de que incluso sospechara  de mis sentimientos. No sé qué piense de mí ahora o si simplemente eliminó mi conversación y siguió adelante.
Lo dejé pensando que ya no quería hablar con él, cuando me muero cada noche por saber de su día. Muero tanto por oír su voz...


Mi deuda es tan grande que no puedo simplemente jugármelo todo por algo que quizá nunca iba a pasar, porque... el otro lado de la historia es que yo no era su tipo. Y él seguía completamente enamorado de su antiguo amor. Yo no iba a encajar ahí.
Lo que más me dolió es que, en uno de los contratos que hice para poder seguir construyendo mi camino en la universidad, debía de admitir que no me sentía atraído hacia él.
Debería preguntarme si la otra persona que sostenía aquel papel y la pluma en verdad veía necesario esa condición, pero el caso es que eso no importaba. Si yo dejaba de hablar con aquel amor, si yo ignoraba si quiera que existió... Iba a poder seguir sin problemas.
Como verán, la decisión era fácil:

Él no me quería cómo yo a él.
Él estaba empeñado a seguir intentando con su ex.
Yo necesitaba enfocarme en mi futuro como profesionista.

Obviamente debía de decir que sí.
Pero fue tan difícil, como si me arrancaban la boca con garras. No mi corazón, mi boca, mi voz. Mi corazón sigue vivo y arde todas las noches, pero no hay cómo decirlo, cómo ponerle nombre a su revolución.
No poder decir que lo quiero a pesar de saber que no iba a ser correspondido.
Unos pensaran que me evite ese sufrimiento, pero siento que mi agonía de ahora es más fuerte que lo que hubiera sido aquello. Porque no sólo siento que perdí mi oportunidad de poder hacerle saber a esta persona sobre mis sentimientos, sino que también siento que no podré hacerlo con nadie más.
Ésta condición de no amar a la persona que quiero, de no sorprenderme, de no buscarlo ni en los cuadernos... es indescriptible.
Y yo lo elegí.
Estoy tan arrepentido de ello, quisiera saber ahora si con todo eso podría obtener tan si quiera su perdón.

"Perdón por no poderte decir todo con claridad, por todo aquello por lo que estaba pasando cuando tú eras más que transparente cuando hablabas de ti. Perdón por si llegué a insultarte de alguna manera, no es que no me importaras. Te quiero, y lamento mucho si quieres que eso cambie. Trabajaré en ello. Pero lo único que quiero es que sepas mi historia, en vez de aquella que me hicieron contar para alejarte."

Él no tiene la culpa, soy yo. Todo lo que siento, la tristeza, las ganas de gritar, de llorar... Todo fue causado por mí.

"Me merezco tu asco, decepción, odio... Pero no quisiera que no supieras la verdad. Ignorame con tranquilidad, sabiendo de aquello que no me permiten decir. No pido oportunidades cuando sé que no las tengo, sólo pido un momento para que leas ésta carta."



Termino de escribir la carta, la meto en una botella y sello mis palabras una vez más, sólo porque ahora yo así lo quiero.
Porque aún si lo sabe, no es correcto.
Al menos así mi corazón podrá estar tranquilo, las palabras escritas logran ese efecto en mí. Me siento un poco liberado pero aunque la culpa sigue ahí, mi sonrisa es un poco mas genuina ahora.

"En otra vida tal vez podamos volver a hablar, eso es lo quiero, tener otra oportunidad para intentar y saber si podíamos construir  una relación de una semana, un mes o un año... Quiero volver a sorprenderme por tu sinceridad, tu hermosa voz y tu constante insistencia de superarte a ti mismo. Te perdí hoy, porque no se me permite hablar en voz alta de mis amores, pero otro día quizá... sí..."


Miguel Ángel












Comentarios

Entradas populares de este blog

Amor a distancia (Obra de teatro)

La chica de la ventana

El calendario (Poema)