El inesperado

He pensando mucho en lo que estoy sintiendo. Va más allá de sólo amar o de querer tus besos cada mañana.
He intentado explicarme, por días, cómo es que te amo tantas veces y de diferente manera. Cómo es que no dejo de cautivarme por cada pequeño detalle en donde me demuestras cómo te sientes.
Somos una pareja algo extraña, por si no se te pasó por la cabeza.
Podría ser nuestra forma de querer entendernos o de resolver las cosas, o quizá sea la forma en la que nos amamos, aquella que nos hace enfrentar nuestros miedos y malos días.  
Por mi parte, al principio fue algo difícil acostumbrarme al hecho de tener a mi lado a alguien completamente entregado a lo que somos.  Fue como si intentaras abrazar a un animal herido, que tuvo que aprender que lo bonito de las relaciones sólo duran los primeros días, luego se torna aburrido.
Había aprendido que las discusiones no son algo que yo tolere o que me guste enfrentar con frecuencia, sigo siendo una cobarde. 
  Sin embargo, no hay día en el que no aprenda algo nuevo de ti y de tu forma de ver nuestro mundo. Ese mundo que creamos tú y yo a lo largo de los meses. En el que no importa que tan rotos estemos, siempre podemos pensar en una manera de arreglarnos o de divertirnos.
Contigo he reído más de lo que he llorado en años anteriores. 
Eres el niño hecho hombre que se quedó para hacer reír a una niña que intenta ser mujer. 
No hay manera en la que te pueda describir lo orgullosa que me siento de ti cada vez que sonríes a las adversidades o las veces en las que levantas mi cabeza y dices "Estoy contigo".
Me encanta cada vez que veo en el pasado y me doy cuenta de lo mucho que hemos crecido. Y principalmente, de lo mucho que hemos madurado. 
¿Sabes? En esta madrugada estoy recordando nuevamente esos momentos que nunca pasan de moda entre nuestras conversaciones. Como la primera vez que nos vimos a los ojos, la primera vez que nos besamos o que rozamos las manos.
Que, para serte sincera, me sigue sorprendiendo que todo eso sucedió en un mismo día. 
También recuerdo las veces que nos hemos peleado o que hemos tenido desacuerdos. 
Pero al final, siempre terminamos resolviendo todo entre estas horas. Hablando y hablando hasta resolver o quedar en un acuerdo. 
Ahora me odio a mi misma, porque sé que mis palabras serán las primeras en tocarte en vez de ser mis manos las que toquen tus mejillas, jueguen con tu flequillo, para poder decirte en persona cuánto te amo.
Eres sin duda un caballero inesperado.
Hoy te escribo porque es tu cumpleaños y porque había intentado escribir esta carta una y otra vez durante un mes. 



Quisiera que otras personas tuvieran la oportunidad de conocer a alguien más como tú. Casi no puedo encontrar las palabras necesarias para terminar esta carta y dejar en claro qué era lo que quería decir desde un principio. 
Y eso es algo que se siente en todo el pecho. Siento tanta emoción y tantos nervios de que en este momento ya estas terminando de leer este intento de carta. 
Vienen a mi mente tantas cosas que no sé cómo ordenarlas. Pero quisiera dejar en claro una de ellas:
Siempre podrás contar conmigo. 
Aunque estemos peleados, aunque no nos hablemos o cuando esté en clases, puedes contar conmigo. Así como yo cuento contigo. Todos los días, a cada hora. 
Has hecho de mi vida algo totalmente diferente a lo que yo pintaba. Pusiste más colores de los que yo quería e hiciste que volviera a suspirar por este sentimiento al que llaman "Amor". 
Hasta donde sé, aún no sabes qué tan importante eres para mí. 
Y espero que nunca lo sepas, porque así podré hacer una sorpresa cada detalle que llegue a hacer en nuestra relación. 
Me gusta tanto hacerte feliz, así como me haces a mí. 
Mi querido caballero, sigue siendo la persona que eres y cuando te sientas solo o estresado, mira a tu lado y verás que de alguna manera estaré ahí. 
Te amo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Amor a distancia (Obra de teatro)

La chica de la ventana

El calendario (Poema)