Cartas en el zotano

Otras vez me has hecho enojar,
pero no puedo decirte por qué.
Quizá sea tu indiferencia
o tal vez tu infalibilidad
ante el hecho de que todavía soy tuya.

Ya sé, es tu seguridad y estupidez
que han bañado tu armadura de marfil;
aquella que habías prometido pulir
por aquellas manchas de tus mentiras.

No, entiendo, sé que es la ceguera.
Esa que siempre estuvo contigo
desde el momento en el que me dijiste:
"Te quiero"

¿Acaso yo siempre estoy mal?
¿Siempre soy la "dramática"?
¿Tú nunca cometes errores?
¿Acaso un "Lo siento" sincero existe en ti?

Promesas que nunca se cumplen,
no debería sorprenderme,
a estas alturas, todos los días
escribimos nuevas en la pizarra.

Te escribo a oscuras
porque soy cobarde
y también porque ya no creo
que me escuches como antes.

Quisimos construir tanto nuestra falacia,
que ya no nos atrevemos a destruirla.
¿Quién lanza la primera piedra?
Créeme que yo quisiera,
pero sé que fui quien más construyo con ambición.

Me arrepiento de haber aceptado ese día
en el que ambos nos conocimos
pero nunca nos entendimos.
Creímos poder amar
pero ni tú ni ya lo sentimos.

Nos atacamos diciendo quién tiene la culpa,
quién descuidó la relación
y quién lo permitió;
como un "Yo confieso".

"Por mi culpa, por mi culpa
por mi ignorante culpa.
Por eso ruego que te disculpes
y me ofrezcas tributo
ante el pésame que produjiste"

No nos queremos,
¿piensas que aún así que nos amamos?
No. Y es aquí en donde no quieres ver
que las lágrimas se cuentan más que las risas,
que ya no quiero pelear contigo
y que tampoco sonrío al mirarte a los ojos.

Ya no te cuento todas las mañanas mis sueños,
porque sé que para ti soy una "pendeja"
que no sabe hacer bien las cosas
"¡Qué sueños tan estúpidos ha de tener!"

Soy la que no puede hablar
la que se traba al quejarse
y la analfabeta, dirás
porque te burlas de ella sin chistar.

Todo lo que pienso son incoherencias
de la vida en fantasía que siempre escribo.
Crees que la pluma y papel
me han hecho daño
y que me he vuelto un lastre en lágrimas
que no vale la pena escuchar.

"Eres tan dramática"
dices antes de voltearte
para dejarme en el suelo
y seguir caminando.

Te has rendido,
quieres que haga primero las cosas
para que luego tú "consideres" hacer lo mismo.

¿Te acuerdas de la promesa de leer juntos?
Nunca pasó, aún cuando me comprometí
a jugar contigo todas las tardes
aunque eso no fuera lo mío.

No compartirnos nada.
¿te has dado cuenta de eso?
No hay nada en común entre nosotros.

Y en la perspectiva de la vida,
tú prefieres hacer todo a lo último
y no tener planes para el futuro
mientras yo lucho día a día
por construir nuevos caminos
y tratar nuevas cosas.

Nunca te vas a enterar de esto
porque no te interesa lo que escribo
ni tampoco lo que comento.
Creo que sólo lo sabrás
cuando me veas dirigirme a nuestro castillo
con la piedra en mano y una sonrisa en el rostro.

Me dirás que yo no hago nada tampoco,
y tienes razón.
Me cansé de intentar razonar
y de platicar con la pared
que prefiere ignorar.

Ya no quiero más
ser tu dama de atrás.
La que cojes y luego no vuelves a mirar.
La que está para escuchar sobre los planes que tienes con los demás
y con la que ya no puedes soñar.

Estas son mis cartas,
las que se quedaran en el zótano
por si alguna vez bajas
y te atrevas a mirar
aquello que siempre he callado.












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