El estar sin tu abrazo apesta.

     No encuentro las palabras adecuadas para poder decir esto, y transmitir sólo un poco de lo que pienso y siento.
     Mañana es 14 de febrero, o debería decir "El tercer Valentin sin él".
    Ya había comentado desde un principio de que yo tengo un amor a distancia, y aunque no me importa mucho lo que digan los demás de ese tipo de amores lo que si me duele es el hecho de no tenerlo cerca en este tipo de días. Quisiera sentir el calor de un abrazo suyo, no de aquel que pretende estar en su lugar o de aquel que sólo me quiere por una noche, no, quiero uno de él. Un beso suyo al menos aliviaría el frío que siento en las noches en esta cama tan grande, la cual podría caber él.
    Deseo tanto que vea lo mucho que lo extraño, deseo que sepa lo mucho que pienso en él sin importar que fecha sea.
     Claro que el día de mañana sería muy significativo para algunos, como para mí, el pasar su tiempo con aquella persona tan especial. ¿No es así?
     Es muy tonto de mí parte que lo escriba pero... me he imaginado el día perfecto junto a él, durante estos tres años de conocernos, en estos tres años de sentir este gran amor hacia alguien como él.
     Un día entero paseando, estar a su lado, agarrada de su fuerte brazo, y mirando sus encantadores ojos. Ojalá que estas fantasías se hagan realidad como en los cuentos de hadas, y aunque puede sonar imposible y sé que no serán igual que en mi mente, espero que lleguen a acercarse aunque sea un poco a la futura realidad.
    Lo amo.
    Estoy segura de eso. Lo amo demasiado. hay algunas personas que no están seguras de llegar a amar a alguien pero yo sí lo estoy porque ha pasado cada prueba que le he hecho sin saberlo, ha hecho de mi mundo algo inimaginable en mis días de amargura y tristeza. Yo, aquella que un día dijo que odiaba al amor por el hecho de romperme el corazón, aquella que se dejó caer de rodillas ante la mediocridad y el egoísmo  así es, soy aquella a la que le dijiste "Te amo" también.
     Ahora me dirijo a ti, amor de vida, pilar de mis sueños, mi sol y mis estrellas.
     El primer año de habernos conocido estaba muy insegura de lo que sentía hacia ti  además de que lo rechazaba, ya que sólo pensé que debíamos de ser sólo amigos, ya que en esos días ambos teníamos nuestros propios problemas amorosos. Yo lidiaba con un drogadicto y tú con una chica de tu liceo. Fui egoísta, yo te estaba dando consejos cuando en realidad una parte de mí hubiera preferido estar en el lugar de esa chica, sentía envidia, pero eso no me impidió el ayudarte, seguía regañando a mi corazón diciéndole que sólo eramos amigos.
     El segundo año me asusté, porque lo que yo sentía no era ya un simple gusto. Temía estar enamorada de ti  así que pensé que era mejor separarme de ti  cortar comunicación  para que mi corazón se estabilizara un poco y se distanciara más de lo que ya estábamos. Al menos así desaparecerían esos sentimientos tan estúpidos. Pero fue aún peor, ya que rompí a dos corazones humildes en el camino ("humildes" así los identificaban mis amigos), no me lo perdoné, no podía besar a ninguno sin tenerte a ti en mi cabeza. Terminé con ellos a la primera excusa que se pusiera en el camino, y fue más cruel e injusto de mi parte, pero tampoco tenía intenciones de alimentar a esos amores que no sentía. Me había dado cuenta de que desde un principio no tenía un corazón que presentarles  y el que estaba en mi pecho era uno de papel, que había hecho yo misma para guardar las apariencias. Pero uno no puede dar algo que no tiene, así que por eso decidí quedarme sola. Durante esas relaciones que tuve tú nunca dejaste de hablarme, a pesar de lo que te había dicho.
     Acepté estar enamorada de ti y también había aceptado de que viviría con ese amor no correspondido.
     Eso fue hasta que me mandaste ese mensaje diciéndome que me amabas.
     Las cosas cambiaron en ese entonces, de alguna manera tú me lo habías dicho gracias a una borrachera con tus amigos, y aunque me pareció poco romántico, al menos sabía que era verdad. No sabías desde cuando, pero me dijiste que me amabas desde hace ya mucho tiempo. Algo en mi creció en ese momento, fue esperanza. La esperanza de no haber caído en un abismo, aquel en el que las personas eran condenadas a amar y no ser amadas. Mi corazón no dejó de palpitar con fuerza esa madrugada, tus palabras fueron un sustento de vida que no pude creer.
      Ahora en este tercer año, quisiera que las cosas fueran un poco diferentes en el sentido de ya no tener conmigo esa yaga de dolor que yo misma me hice. No quiero nada a cambio, ya que con sólo tus palabras me conformo. Ahora se en verdad lo mucho que puedo llegar a ser feliz, no cabe duda de que siento que esto puede ser muy diferente a aquellas novelas que he leído en libros, porque esto es real; lo estamos viviendo día con día. Con la esperanza de vernos y poder vernos a los ojos.
    De ahí en adelante lo dejo a nuestra imaginación.

                                                                                           

Atte: J.Luna





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