Encontrarte de nuevo



ANTES DE LEER: Esta es una historia que comencé a escribir en Twitter, así que ya sabrán la razón de por que tan pocas descripciones de escenas y así. Sólo acomode los tweets de manera que el texto se viera un poco descente. Disfruntelo :B



Un bar con el ambiente de la madrugada rodeándolo, yo tenía a un acompañante a quien sólo acepté la invitación por tragos gratis. Nos sentamos junto al pequeño escenario, con unos fuertes tragos de Vodka servidos y un silencio también incluido.
La cuenta se elevaba mientras él hablaba de trabajo, yo sólo miraba a mi alrededor buscando algo mejor con qué distraerme.
Sentí su aliento alcohólico por mi cuello, exclamando:

-Te estoy aburriendo ¿verdad?
Sólo sonreí y le mentí.
Dijo mi nombre en un suspiro y volvió a su asiento, terminando el último trago que quedaba en esa costosa botella.

-Es la primera vez que viajas a este país, y parece como si ya lo hubieras vivido- dijo
Con desanimo contesté
-Son solo recuerdos.

La peor velada de todas, aun con tragos gratis el ambiente se iba decayendo conforme el reloj avanzaba. A nuestra izquierda se encontraba un hombre de sombrero y gabardina, estaba clavando su cuchillo en la mesa, al menos tenía algo qué hacer. Ese hombre parecía oír nuestra pobre y aburrida conversación, ya que de momentos se quedaba en silencio cuando yo hablaba.
Ya no aguantaba el ambiente, así que pensé que había llegado el momento de dejar todo e irme a mi departamento.

-Voy al baño- dije con una sonrisa falsa.
Tomé mi bolso y mi abrigo, y me dirigí a la parte de atrás del bar.

Un callejón mal oliente y viejo se encontraba del otro lado, pero era mejor que estar adentro. Mis tacones resonaban a cada paso que daba. Pero algo del bar aún estaba conmigo, y era esa sensación de tristeza que llevaba conmigo desde que baje del avión a este lugar.
En frente de mí se erguía una hermosa ciudad de luces cegadoras y calles tranquilas. Su fulgor hizo que me detuviera a admirarla un poco. Sin darme cuenta, una lágrima yacía ya por mi mejilla. Años esperando esto, pero para encontrarme con la persona que amaba, no por trabajo. Con la idea de que nadie mas estaba en el callejón conmigo más que un contenedor de basura, solloce. Aún lo amaba, de eso estaba segura.

-Señorita- escuché decir a alguien quien había hecho rechinar la puerta del bar.
Limpié mis lagrimas, y me di la vuelta.

-¿Se le ofrece algo?-dije con cierta ternura falsa en mi voz quebradiza.
Me di cuenta de que era aquel hombre de la gabardina.
Por un momento me asusté, su facha no inspiraba mucha confianza.

-¿Por qué vino a este lugar? está muy solo.- dijo con cierto interés.
Cerró la puerta con delicadeza. No podía ver muy bien su rostro, aquel sombrero lo cubría muy bien. Mi corazón se aceleró.
Aclaré un poco mi garganta.

-No es un problema para mí, sé cuidarme.
Sentía su mirada sobre mi, me estaba quedando sin aliento.

-No me malinterprete, por favor. Soy de seguridad, usted no puede vagar sola por estos lugares.- dijo, quedándose en el mismo lugar.
-Muchas gracias por preocuparse, pero enserio puedo atender esto sola.- insistí.

-Bien, entonces ¿Puedo saber por qué llora?.- preguntó.
Me sentía vulnerable, casi desnuda enfrente de aquella persona. Y cuando me de cuenta, mis labios ya habían tomado el control de mi.


-No es por nada... es por alguien.Hace años que quería venir a esta ciudad por el simple hecho de amar,ahora que estoy aquí no sé que hacer

-¿Y esas lágrimas significan que aún siente algo por él?

Sus palabras fueron tan penetrantes e inesperadas que apenas pude contestar.

-Si... aún lo hago.-contesté a gemidos.

Otros lágrimas aparecieron. Que tonta me debía haber visto.

-Pero él nunca me amó.-concluí.

Quizás era el alcohol que estaba surtiendo efecto. Estaba segura de que me desmoronaría enfrente de él, sin saber su nombre o rostro.

-Eso no es cierto, él te amó más que a nada en este mundo. El problema fue que no era el momento para estar juntos.- lo escuché decir.

Antes de que empezara a replicar las típicas frases de una niña terca, el hombre se empezó a quitar el sombrero dejando ver su rostro.
Ahí estaba, por coincidencia o destino,él estaba ahí enfrente de mí. Esbelto, alto, gran torso y con esos ojos que siempre me hipnotizaron. Todo en él había cambiado, ya no era el adolescente escuálido y de apariencia inmadura. Ahora era todo un adulto, al igual que yo...
Dijo mi nombre, después de tantos años de no escucharlo. Sus palabras inundaron mi ser como un escalofrío satisfactorio.

-Tú..." me oí decir, aún dejando caer lagrimas.

Quería correr hacia él, abrazarlo, besarlo,pero no pude; para mi, él ya no era nada mio.
Fue entonces cuando el miedo y tristeza acabaron con mi felicidad. Lo recordé todo, cómo él había roto mi corazón. Aquel adiós.
Volvió a decir mi nombre para llamar mi atención, vi que intentó acercarse a mí, pero lo primero que hice fue retroceder.

-¿Qué sucede? ¿No estas feliz de verme? -me preguntó al mismo tiempo que desvanecía su sonrisa de su rostro.

-No,no volveré a dejar que me vuelvas a dañar. Te odio, simplemente te odio.

Empecé a correr. Cobarde. No quise ver su expresión al verme.
Quién sabe cuántas veces fue que me tropecé con mis tacones o me caí por el asfalto, dejando ver a todos mi lado débil. El aroma a alcohol emanaba de mí, así que todos pensaron que estaba ebria. Mi cabello se estropeó y mi dignidad también.
No sé cómo lo encontré, pero ahí me encontraba, en frente del edificio de departamentos dónde me hospedaba. Saludé a la recepcionista, quien me miraba asqueada, como siempre. Subí a mi departamento y traté de despejarme de lo ocurrido. Pero a pesar de que el agua de mi ducha estuviera muy fría como para hacerme olvidar por un momento, no podía.
Por fin lo había visto después de tantos años, y lo que hice fue escapar. Eso no borra el hecho de lo mucho que me lastimó en el pasado y el hecho de que se presentara como si no me hubiera abandonado sin importarle cuanto sufrí por él, es como si... ¡AHHH! No sé...

"¿Entonces por qué aún lo amo? ¿Por qué sigue causando los mismo efectos en mí?"

No tenia idea.
Salí de bañarme, me puse mi ropa interior y una toalla encima para buscar entre mis maletas una prenda para dormir. Antes de que pudiera abrir mi equipaje, oí que tocaban mi timbre. Apenas hoy había llegado a la ciudad y mis vecinas me visitaban a menudo.Teniendo la idea de que posiblemente eran ellas, no me importó atender la puerta en toalla.

"¿Pero por qué vendrían a estas horas de la madrugada? ¿Será que me hayan visto entrar ebria al apartamento?"
Con la mano aún húmeda por el agua,abrí la puerta,con una sonrisa falsa ya anticipada.Esperando oír sus voces chillonas diciendo mi nombre. Sin embargo, fue una voz grave y conocida la cuál oí del otro lado. Y cuando supe quien era, ya era tarde. Él entró sin dejarme respirar.
Me empezó a besar con pasión desde que me vio abrir, me ahogaba con cada una de sus caricias.
Quería dejarme llevar, pero no, no era correcto, no para mí. Lo aparté de mí de un sólo golpe directo a la cara.

-¡¿En qué estás pensando?!¿¡Cómo demonios llegaste aquí?! ¡Llamaré a seguridad!.- grité enojada y algo confusa."

-Shhhh
Puso su mano fuerte y cálida sobre mis labios, abrazándome al mismo tiempo. Susurró otra vez mi nombre a mi oído.
Me estremecía tenerlo tan cerca de mí vestida así, lo estaba empapando mientras él me seguía estrechando entre sus brazos.

-El hombre que te acompañaba estaba muy ebrio como para preocuparse qué información podía darme.-dijo en voz baja mientras cerraba la puerta.

Ahora la oscuridad nos abrazaba a ambos,no pude evitar sentirme tan bien pero también estaba asustada. -¿Qué haces aquí?.- pregunté fríamente.
No me soltaba
-Quería estar contigo, el verte huir de esa manera me hizo sentir perdido.-dijo entre sollozos.

Nunca había visto a un hombre llorar, esa era la primera vez. Podía sentir sus lagrimas sobre mi hombro.
-Te lo mereces, después de todo fuiste tú quien me hizo sentir de esa manera primero. ¿Aún lo recuerdas, no es así?.- dije con dificultad.

-¿Qué?" se sorprendió, apartándose un poco, agarrando mis hombros con delicadeza.

Vi su rostro rojo y triste, y me hizo sentir mal.

-No... estás equivocada. Yo... nunca dejé de pensar en ti, bien sabemos por qué pasó eso. No podíamos estar juntos.-dijo entrecortadamente.

-Eso lo sabía muy bien, lo que me dolió fue que después de ese adiós no me volviste a hablar, y tiempo después ya tenías a otra a tu lado.

Su expresión cambió, fue como si lo hubieran golpeado en dónde no quería.

-No me amabas, y eso me quedó claro desde hace tiempo.- terminé de hablar.

Aparté mi mirada, con tal de no ver la suya. No quería que me engañara de nuevo con sus viejos trucos. >
-Te amo, ahora lo sabes.-dijo firmemente.
Cerré los ojos, enserio no quería oírlo porque sabía que cedería.

-Traté de olvidarte y no pude.

Me seguía bombardeando con todas esas palabras que en un tiempo habían sido mi adicción, mi felicidad...
Sentí como empezó a acariciar mi barbilla, obligándome a mirarlo a los ojos. Sus hermoso iris color ámbar eran tan irresistibles.


-Dijiste que aún sentías algo por mí, espero que no haya sido una mentira. Y si lo fue entonces niegame de una vez lo que voy a hacer...

Lo sentía, su aliento por mi cuello, dejando que sus labios acariciaran mi piel. Subiendo lentamente hacia los míos. Ya no aguantaba las ganas de estar más cerca de él, así que cedí al fin. Nos fundimos en un apasionante beso, después de tanto tiempo.
Mi corazón se estaba acelerando cada vez más. Sus manos viajaban de un lado a otro sobre mi cuerpo, acercándome a él. Pasé mis dedos por su sedosa cabellera, aferrándome más a la fantasía y la lujuria.
Ya no habían más palabras en el aire, sólo una sabana que nos estorbaba a ambos.

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