¡Déjame en paz!

¿Por qué cuando todo parece marchar bien  vuelves para lanzarme a tu infierno? ¿Por qué tu sonrisa hipócrita no deja de atormentar mi presente? A veces quisiera poder arrancar esos labios asquerosos que no dejan de derramar mentiras de primera calidad, también quisiera arrancarte esos ojos que no conducen nada más que al abismo mismo. Eres como el acosador que yo nunca quise ¿Y quién demonios quiere uno? Sólo las locas enfermas que están infectadas con las novelas actuales, en donde les dicen que es más excitante. 

¡BASURA!


  Yo no quiero tener nada que ver contigo, ya no quiero saber más tu nombre. Déjame en paz, por favor, ya no aguanto más tener que ver el rostro de las personas que me insisten a volver contigo. Son inocentes que sólo se creen las palabras de un mentiroso enfermo, de un idiota que no sabe más que usar las palabras para enamorar a estúpidas ignorantes, así como fui yo una vez. Dime, ¿Qué condenado descaro el tuyo es decir que a quien quiero ahora no tienen la talla para estar conmigo? ¿Ah? En primer lugar, yo no tengo ninguna relación, no tengo a nadie a mi lado, pero si a alguien a quien quiero, y si no está a mi lado como algo más puedo decir que es por mis malditas inseguridades. En las que vuelvo a caer en la cuenta de no lastimar a nadie, de volver a amar de verdad. Quiero poder tener una relación normal en la que pase del “Me gustas” al “Te quiero”, para luego culminar nuestro largo tiempo juntos con un “Te amo”. Pero ¿Cómo demonios espero aspirar a una gran relación cuando te acercas a mi presente besando mis pies como un perro herido? Yo, quien quedo como la mala de la historia, debo de soportar las miradas de desaprobación de los ajenos cuando nos ven.
 
  ¡Joder!

   Ya no siento nada por ti, y todo lo que estoy escribiendo aquí no es odio. Es miedo, te tengo miedo. Y si yo no puedo defenderme contra ti, déjame decirte que preferiría morir sin amor a tener que ser obligada a amarte de nuevo.  ¡Déjame tranquila! ¡Déjame querer de nuevo a alguien más! ¡Deja que respire de nuevo la libertad de no sentir temor! ¡ESTOY TEMBLANDO! ¡Mírame, idiota! Estoy temblando… y las lágrimas que ves ahora son de impotencia. No quiero volver a estar encarcelada en esa jaula que un día pretendí querer. Eso no era amar. Era ser poseída. Tú querías a alguien para poseer. ¡YO NO SOY YA ESA IDIOTA!

Por favor… Ya no quiero… No quiero… Déjame en paz. 


(Mentira)



Comentarios

Entradas populares de este blog

Amor a distancia (Obra de teatro)

La chica de la ventana

El calendario (Poema)