El valle de los cadáveres caninos

Nota: Lo que será escrito a continuación forma parte de una opinión pública que puede ser tomada como un comentario más de aquellos que se han quejado por la mala reputación que tiene las calles del Fraccionamiento Malibran.

  Muchas veces hemos escuchado de historias de animales muertos en las calles, otras veces no tenemos que escucharlas porque los cadáveres ya se encuentran a las afueras de nuestra casa. Y lo único que podemos decir es "Pobrecito". 
   Yo soy solo una humilde residente en el Fraccionamiento Malibran, un lugar en donde abundan las casas de dos pisos y jardín, en donde los empresarios y gente de buena familia están establecidas. Al decir estas vagas referencias uno ya está imaginando las grandes fachadas y las hermosas extensiones de áreas verdes que dejan deslumbrado al los de clases inferiores. Es algo fastidioso para mí tener que decirles esto, ya que mi familia y yo somos unos inquilinos que tuvieron la suerte de rentar una casa en ese lugar, y aunque no nos quejamos de casi nada, porque a pesar de todo es un lugar en donde podemos disfrutar momentos tranquilos (con condiciones), muchas veces nos hemos visto en la penosa situación de ver en primera fila los horrrores que le suceden a los que no pueden costear un techo o comer sobre un plato.
    Los animales callejeros siempre son vistos en cualquier parte de una ciudad, y entendería también el hecho de que ustedes pensaran de que sólo estoy perdiendo mi tiempo tratando de explicar algo que sucede a diario. Déjenme decirles que esto es mucho más que sólo ver cadáveres animales por las calles. Aquí en el fraccionamiento contamos con nuestra propia área de desechos, en donde tú puedes tirar tranquilamente el cadáver de tu mascota o del animal que atropellaste por accidente en extensas áreas de maleza en donde  no hay necesidad de cavar un hoyo, si tienes una bolsa negra a la mano y un auto para desaparecer rápido es más que suficiente. 


    Yo soy de las que caminan un poco para poder llegar a la escuela, y algunas veces estoy consiente de que tengo que pasar con lástima a lo que es "El valle de los cadáveres caninos". No puedo decir nada ante ellos porque ni siquiera los pude ver cuando antes estaban vivos, ahora sólo me toca ver las bolsas roídas que dan la bienvenida a las moscas y gusanos que gozan del aroma putrefacto de los restos. Esto ya es algo que se ve todos los días, ya no es una sorpresa para los vecinos. 
    Lamentablemente esto me afecta demasiado, y no soy ninguna santa, porque yo formo parte de las personas que sólo se hacen  a un lado cuando esto sucede. 
    Pero me duele mucho más ver en acción el salvajismo de nosotros los seres humanos. Porque esto que les estoy contando es sólo el cementerio ¿Saben que la mayoría de nosotros si vio la causa de sus muertes? ¿Saben que las personas que causan esto ya se encuentran viviendo muy cerca de nosotros?
    La primera vez que presencié uno de esos casos fue cuando estaba en secundaria. Volvía de una larga jornada de estudio, estaba tan cansada que no pasaba de mirar hacia el asfalto. Poco faltaba para que yo llegara a casa, pero en eso mi vista se topó con una mancha carmesí que se encontraba en medio de la calle. No fui muy curiosa para acercarme lo suficiente, pero yo ya sabía que se trataba de sangre. Créanme que traté de caminar lo más rápido que pude hacia la seguridad de mi hogar, pero lamentablemente la víctima del accidente estaba justo a unos pasos de mí. Me paré en seco al ver el rostro de aquel joven canino de pelaje blanco, manchado de sangre, mirándome con tristeza... mientras la cuenca de un ojo colgaba cerca de su mejilla. Lo habían atropellado, eso era obvio, pero me imagino que no había sido una camioneta sino una moto o un vehículo ligero. Estaba tan triste, y yo estaba tan estupefacta que me quedé petrificada justo en el acto. Un nudo en la garganta comenzó a crecer, raspando las paredes fibrosas que me mantenían muda. 
    Ese cachorro estuvo tres días vagando por la calle con el ojo afuera, repugnando a los vecinos y a aquellos que pasaban por casualidad. Y una vez pude escuchar decir a un vecino que hubiera sido mejor que alguien matara al animal para que ya no estuviera molestando en su casa. 
    Sólo uno de nosotros fue muy amable con el perro, siempre sacaba platos con comida y agua para él. Pero después de esos días el perro desapareció. No volvimos a saber de su caso. 
     Otro acontecimineto fue de una mascota de nuestros vecinos. Un pastor alemán grande y fuerte que vivía en una de las casa más lujosas del fraccionamiento. Un día los vecinos olvidaron cerrar bien la puerta de su garaje, y, como era de esperarse, su mascota se salió. Lamentablemente este era un perro de muy mal temperamento, y cuando vio la oportunidad de salir lo primero que hizo fue ir al ataque contra una persona solitaria que pasaba por ahí. Aún no sé cómo sentirme ante lo que pasó después, ya que el pastor alemán nunca pudo morder a la persona, antes de llegar a ella una camioneta que estaba dando la vuelta lo atropelló. Por lo que sé, nunca se bajaron para verlo, simplemente arrancaron y desaparecieron en el acto. ¿Fue bueno o fue malo que lo atropellaran? Porque si no lo hubieran hecho el perro iba a lastimar a alguien pero eso no es muy placentero al saber que el animal tuvo que morir para que esto se evitara. 
   

   Está bien. "Esos sólo fueron accidentes" 
   No he terminado aún, lo lamento. 
   También hay personas que saben que los animales pueden ser robados, que pueden ser atropellados, malheridos... y por eso mismo los dejan en las calles para poder quitarse de encima un peso que ellos no quieren. 
    Ese fue el caso de "Hinata", una hermosa cachorrita de pelaje negro.   Ella siempre era tirada en las noches por sus propietarios, para ver si alguien lograba llevársela, sabiendo también que podía correr la mala suerte de que fuera atropellada. Y si no lograban tener éxito, la volvían a meter en y repetían el mismo procedimiento.   Pero yo siempre le he dicho a mi padre que ella era una niña con suerte, al final de cuentas la niña se quedó con nosotros y le buscamos un hogar. No supimos más comentarios de sus dueños. 



  Otros casos muy frecuentes son de los perros de un vecino en particular, que tiene muchos perros pero no toma muy enserio sus responsabilidades.En estos momentos estoy escuchando los lamentos de uno de ellos que ha sido malherido de la columna para abajo. No saben lo triste que es oír con eco los aullidos de agonía mientras la noche siegue bañando de tristeza el ambiente de esta calle de ojos ignorantes. Pero sé que hay personas peores que nosotros, si, las personas que estaban arriba de la camioneta que pasó y se hizo de la vista gorda. Aquellos a los que le debo el sabor amargo que siento al no poder hacer nada, ya que el dueño de ese perrito lo ha encerrado en un lugar, en donde no recibirá atención de un veterinario, en donde optó por decir "Haber cómo amanece mañana". Este no es el primero. Siempre deja a sus perros fuera de casa, haciendo que varios de nosotros nos veamos en la necesidad de caminar rápido para que la jauría no nos regale una mordida de recuerdo. 
    Y de hecho, por esos mismos perros, otros han muerto al pasar por aquí. Esas mascotas que se habían salido de sus hogares y que llegaron a encontrarse con ellos corrieron con la mala suerte de ser masacrados en frente de nosotros. ¿Un ejemplo? Un chihuahua negro que llevaba pocos días en la calle se fue a refugiar cerca de ellos, y terminó muerto. Recuerdo escuchar sólo sus gritos de agonía mientras intentaba huir. ¿No es suficiente? Un dalmata, ya delgado y muy débil con muchas garrapatas en los ojos, salió huyendo, y terminó herido de las orejas y las patas por intentar hacerles frente. Al menos él si se pudo salvar, ya que se refugió en nuestra casa, y cuando terminó de sanarse fue atendido por un veterinario que les dio unas inyecciones por las infecciones que pudo haber adquirido mientras estaba en la calle. 


    Hay más, mucho más que quisiera contarles acerca de este lugar porque las historias de las almas callejeras que llegan aquí sólo para morir y ser lanzados a ese valle de tristeza tienen más resonancia en mi memoria de lo que me gustaría: Gatos que han sido envenenados y  aventados a la maleza, aves que caen de sus nidos o que pasan por ahí y son devoradas por los perros sueltos. A veces me pongo a pensar que quizá en ese valle también estén los cuerpos de mascotas a las que aún vemos en carteles de "Se busca", sus dueños nunca se enterarán de que ellos ya se encuentran pudriéndose ante las frías miradas de gente ricachona.  
    Y esto es increíble ¿Saben? Porque mi familia y yo muchas veces nos hemos tomado la molestia de refugiar a mascotas perdidas. Pagamos sus vacunas, los cuidamos, los bañamos, les damos de comer... Y no somos personas con muchos recursos, mi padre no tiene un auto, yo no tengo un celular de $10000 y nuestra casa no es propia, como dije antes. Entonces ¿Por qué personas que si tienen recursos (como nuestros vecinos) no pueden hacer lo mismo? Tampoco es que pida que rescaten a cada perro callejero que vean o a cada mascota perdida, sino que también se den la molestia de al menos hacerlo una vez. 
    O si eres de aquellos que atropellaron a uno de ellos, detente. Por favor. Si ves que el caso está perdido y el perro se va a morir, al menos le debes unos momentos de tu tiempo. Como aquella vez que mi hermana pudo presenciar cómo atropellaban a un perro callejero en plena avenida. El conductor se detuvo, muy enojado, regañando al pobre animal:

¡¿Por qué carajos te atraviesas en mi camino?!

Mientras el perro sólo temblaba y lloraba sin control. Al final de cuentas el conductor dejó su camioneta donde estaba y se dio a la tarea de apartar al perrito Y ACOMPAÑARLO EN SUS ÚLTIMOS MOMENTOS DE VIDA. La idea no es quitar los cadáveres del camino. No es nada diferente a como cuando matan a alguien quien no conoces ¿No crees que sería un lindo gesto que alguien lo acompañara? Viviendo quién sabe cuántos días en la calle, comiendo inmundicias, siendo tratado como basura y que al final de cuentas, al momento de morir, puedas probar un poco de cariño ante tu muerte. No morir como cualquier tontería.  

Esto es lo que les digo. Perros mueren a cada segundo, gatos también, todo tipo de mascotas; quizá esto sea sólo un artículo más que leas y lo pases por alto. Y cuando estés en la calle sólo pises el acelerador sin mirar atrás... ¿Y si no fuera una mascota? ¿Y si fuera un niño?



Y si lo haces... Bueno, sólo me queda decirte que el valle de los cadáveres caninos nunca se cierra. Siempre está abierto... Y todo accidente o "accidente" es bienvenido ante las cámaras de la inmundicia y la ignorancia.  

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