Diario Sec. J.Luna (4)

5 de Febrero de 2011

   
   Siento que solamente estoy desperdiciando las hojas de este diario en estupideces. Una de ellas vendría siendo el hecho de que no sé cómo demonios sentirme el día de hoy, ya que tengo tantas cosas por hacer... parece ser que sólo bailan alrededor de mí para que les preste atención. El problema en verdad es que no estoy mostrando ningún interés en ninguna de ellas.  
   Esto es como un vaivén de ideas y sentimientos. Después de todo estoy totalmente perdida. Que alguien me diga por favor ¿Qué es lo primero que hace alguien perdido? No me salgan con que se calma y ve sus opciones porque bien se sabe que en realidad así no pasa. Como si en verdad pudiera calmarme cuando sé que cabe la posibilidad de estancarme en la misma obscuridad. Sin salida.
    Ayer estaba muy sentimental... Hoy parece como si acabara de despertar en un nuevo remolino de dolencias y remordimientos. Mientras me la pasaba llorando, golpeando e insultando en silencio a la almohada, me siento agotada. Todas las energías que antes tenía para usar ya se han desvanecido, dejándome sólo con un cansancio que apenas puedo soportar.
    Sólo me estoy haciendo la tonta, sé muy bien quién es el causante de todo esto. Si, Ángel.
    (Esta debe ser la parte en donde deben de decir que no se lo esperaban)
    ¡NO SEAS PEND***!
     Todo momento hablando de él, escribiendo él, como si fuera una plegaria sagrada que será escuchada. Pero no es así.
     Ángel ¿Qué demonios me has hecho?
     Has convertido a esta antipática del amor en una creyente ferviente que no hace más que escribir sobre versos ya hechos, repitiendo las cursilerías del momento y pensando en un futuro en donde tú estas presente. Ya ni siquiera logro reconocerme cuando tu nombre sale de mis labios, y dejo que ese sabor dulce y fascinante impregne mis esperanzas. Pero... Seamos realistas ¿Cuándo te fijarías en una chica como yo? Baja, fea y por supuesto con un pésimo humor. Aquella que le gusta hablar de libros y no de artistas, aquella desaliñada que no le gusta ponerse vestidos porque siente que se ve ridícula, la  que no usa maquillaje para ir a la escuela o la que le gusta mirar a los ojos cuando otros piensan que eso es aterrador.
      ¿Sentirías algo por mi alguna vez?
      Ojalá así sea. Así me volverías la mujer más feliz de este mundo, la mujer que podría presumir que sus sueños se volvieron realidad, porque, creas o no, siento que si alguna vez llegamos a tener algo serio terminaremos amándonos incondicionalmente. Yo lo haré, y eso es una promesa que no necesito considerar, estoy dispuesta a saltar del precipicio... Si es que tú me das la mano y vienes conmigo.
     Seamos los locos que decimos que somos.
     ¿Sabes cómo sé que es a ti a quien debo de amar? Porque no encuentro la misma satisfacción de hablar con alguien más si no es contigo.
     Hoy me habló un muchacho, se llama Fabricio. Pudo sacarme buena conversación pero no hubo esa chispa como la que brotó con nosotros la primera vez que hablamos. ¿Lo recuerdas? Yo recuerdo a mi corazón danzando al compás de un tambor mientras mis suspiros se iban convirtiendo en mi manera de respirar.
      Ángel... No es lo mismo si no es contigo.
     Bueno... Ya es mucho hablar de ti por el día de hoy. Pero "¿Sabes...?" esa es la canción que me gustaría dedicarte el día de hoy.


7 de Febrero de 2011

  Soy una estúpida. 
  ¿Por qué? vaya, yo creo que ya soy bastante obvia. 
  ¿Qué es el amor sin corazones rotos? No creo que haya una respuesta muy agradable para eso. Todo el tiempo endulzando algo amargo es algo ridículo, Odio tanto que las cosas no puedan ser homogéneas, o dicho de otra manera, que no puedan estar en un sólo sentido o algo así. Siempre tiene que haber ambas partes, buena y mala, en algo tan hermoso como el amor. Ahora me encuentro lamiendo mis heridas y recogiendo los fragmentos de vidrio de mi corazón ya marchito. 
   Esta mañana me encontraba muy feliz, porque mantenía mi mente ocupada en tres cosas:
   *Mi libro
   *Lo que le iba a regalar a Ángel este 14 de febrero.
   *Y Fantasías. 
   Si, fantasías. Cada vez que escribo en mi libro "Take Me Away" no puedo evitar pensar en Ángel, porque nombré a uno de mis personajes principales como él. Y cada vez que cierro los ojos es como si viera cada una de sus acciones, cada expresión suya, cada gesto, cada palabra... Sus ojos. Siempre duermo pensando en sus ojos, ya que me gustaría poder perderme en ellos alguna vez, poder tener una conversación en donde no tenga una palabra que dar, solamente quisiera estar embelesada y nunca despertar aún teniendo los parpados abiertos. 
    Me interesa poco sus besos (aunque si me diera uno que otro no estaría mal), lo que más me importa son los ojos. Porque sé que serán ellos los que me vean en mis peores momentos y en mi último suspiro en este mundo, o hasta quizá viceversa. 
     Pero...
     Eso ya no pasará. Todo es un cúmulo de dagas ensangrentadas y espinas adheridas a mi piel virgen. 
     Estaba tan ocupada mirando hacia otro lado, creyendo una y otra vez en mis fantasías que no me di cuenta que yo vivía en la realidad  y que tenía que conformarme con ella aunque no lo quisiera. 
      Acabo de terminar una conversación con Ángel, en donde le dio a la vida una razón para darme una cachetada y bajarme de mi nube. Ya no creo volver a cometer el mismo error: Subirme a los cielos cuando todavía debo conocer bien el suelo. Y así cerrar también las ventanas de mi casa cuando cierre de igual forma la puerta al amor. 
     Hoy... Ángel se burló de mí diciendo:

    "¿Crees que siento algo por ti?"

     Fue como clavar una daga en mi corazón (una de las muchas otras que llegaron gracias a la repetición en mi mente de cómo fue que cayeron esas palabras en nuestra conversación) y después se sintió como un disparo que dejó ardiendo la carne viva de mi pecho cuando yo lo negué; cuando tuve que mentir al reírme y decir que eso era una tontería, que yo sólo lo veía como mi amigo.
    Y después de eso él empezó a hablar de la muchacha que amaba, aquella con la que yo le estaba ayudando a conquistar. Si, la tonta de mi había olvidado que todavía estaba en mi papel de confidente. 
     Tonta, tonta, tonta. 
     No puedo creer que haya ignorado por unos días a la parte de mi conciencia que me decía que él no era el indicado. Que esas sensaciones que tuve al conocerlo habían sido sólo parte de la emoción de encontrar a alguien que me lograra entender... 
      Tonta, tonta, tonta...
     ¡ERES UNA TONTA, JESSICA! ¿ACASO NO TE DISTE CUENTA EL PRIMER DÍA EN EL QUE TODO ESTO EMPEZÓ?
      Ya sé... Soy una tonta.
      Mejor así. 
      Si hubiera sabido de este defecto en mí al momento de verlo en persona estoy segura de que hubiera sido más doloroso. Entonces sus ojos ya no reflejarían la paz que yo esperaba buscar sino el mar calmado y sin sentimientos más que de empatía hacia la chica tonta que se encontrara frente a él.
   Debo olvidarme de Ángel, y aceptar, ahora con convicción, que él y yo no pasaremos de amigos...




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