Adiós mi casi amor.

  No sé ni cómo empezar esta pequeña carta. No sé siquiera  si lo que estoy sintiendo es parte del castigo que vengo ignorando desde el momento en el que te dije un "si".
  Mi corazón se encuentra en la esquina de esta habitación sin arreglar, el único lugar en donde puedo encontrar un consuelo a lo que me rodea, a lo que embriaga mis horas de un indescriptible vacío que llega de vez en cuando. Sin embargo, el amargo sabor de mi boca es suficiente para estar muy segura que las palabras atoradas en mi garganta están a punto de hacerme sangrar y así revelar lo que quisiera  decir.   
    Arrancando las arrugas en mi frente, estoy viendo hacia el futuro incierto que me depara ahora que he decidido seguir adelante. Me siento orgullosa de poder decir que al fin avanzaré sin complicaciones, pero cuando volteo a mi lado me vuelvo a dar cuenta de que ya no tengo a alguien a quien agarrarle la mano para caminar juntos a lo desconocido. 
   No puedo decir que quisiera que regresara el hombre que antes estaba ahí, porque eso es lo que no quiero, y tampoco quiero decir que no me duele reconocer que me acostumbré a la compañía. Los días sonriendo y compartiendo risas, besos y caricias... Demonios, cuánto me gustaba cuando parecías estar siempre para mí, cuando te besaba sin motivo o cuando miraba tus ojos y podía encontrar en ti a alguien a quién contarle mis problemas. 
   Siempre. 
   Me acuerdo muy bien de las veces en las que "siempre" era la palabra tatuada en las tuyas: "Siempre estaré a tu lado" "Siempre contarás conmigo". 
   No pienses que no me duelen las promesas que ahora se encuentran en el suelo, llorando y preguntándome la razón por la cuál ahora tendrán que marcharse y vivir en boca de otras personas. Créeme que me gustaría mantenerlas encerradas en un baúl de recuerdos, pero sé que ni con ellos serán bien recibidos, porque el pasado es lo que no tiene sentido ahora que vivimos nuestro presente. Si, acepto que yo fui la que terminó por cortar el hilo que nos unía, y aunque las razones están de sobra, no quiere decir que me encuentre llorando por sólo una persona. 
    No seas tan egocéntrico. 
    Yo no lloro por ti, lloro por nosotros. Por lo que fuimos.
     

   
    ¿Acaso está mal llorar por el esfuerzo y cariño que di incondicionalmente por una serpiente? Ah, perdón, ahora el hombre se convierte en el reptil que un día tiró mentiras para poder mantener esta fantasía. Pero ¿Acaso no te importaba el hecho de que yo también sufría? 
     No quisiera ni imaginar ahora en las cosas que debes pensar de mí o de la neblina que cubre tus ojos, en donde no hay más razón que la tuya, que la víctima es aquel individuo que se encuentra herido en el suelo mientras saca su lengua venenosa y arroja piedras para pedir ayuda. Y yo quedo como la mala de la historia, como la insensible de ojos mentirosos que no puede hacer más que actuar con frialdad ante tu supuesto suplicio. 
    Debo aceptar que me duele dejarte atrás, porque aunque yo no quiera un "nosotros" estarás en mi corazón como alguien que un día me apoyó (aunque fuera con condiciones). No esperes nada más de mí porque ya no lo tendrás, y no puedo decir que me estoy equivocando. Si desde que me vi sin ti empecé a pensar en mí,  puedes apostar que estoy aprendiendo a ser egoísta y quiero ver primero por lo que necesito y lo que quiero.
    "Adiós mi casi amor", porque es así como lo veo yo, un día desee que fueras aquel que me guiara hacia un altar y luego hacia mi último suspiro. Pero dime, cariño, ¿Cómo esperas que siga pensando en promesas si en el tiempo que te di sólo me diste mentiras?
     Amor será aquel que me haga reír, y si me hace enojar sabremos cómo solucionarlo sin reprochar.

   No quiero te atormentes pensando que aún te sigo amando, sigue tu camino, y haz las cosas por ti, y no por alguien más. Sé que nuestro mayor error fue apostar por un gran amor cuando desde un inicio nos estábamos engañando, cuando las cosas parecían ser sólo un pequeño resbalo. Pero entre los pequeños errores crecieron aún los mayores, y por el momento te digo, mientras aún creas que puedo ser el fantasma de tu sufrimiento, mantente siempre de pie. No mires atrás, porque ahora puedo decirte que ya no me encontrarás. 


Dedicado a los corazones valientes que se encuentran levantándose después de una fuerte tormenta.


J.Luna


Comentarios

Entradas populares de este blog

Amor a distancia (Obra de teatro)

La chica de la ventana

El calendario (Poema)