Para él

Para él:
Estos días he estado pensando mucho sobre un “nosotros”, la verdad no sé si llegue a existir. Tengo miedo, porque sé de mi pasado y sé un poco del tuyo (me has dicho tantas veces que yo conozco más de ti que nadie más pero en lo personal no quiero decir eso, porque para mí nunca se termina de conocer a alguien, y si falta mucho o poco es sólo algo secundario en esta historia). No tengo ni la menor idea de cómo reaccionar, ya que te he empezado a tener cariño desde hace ya varios días. Desde un principio, fuiste para mí, alguien cuyos rasgos egocéntricos y desastrosos formaban parte de esos detalles que no soporto en muchas personas. Y eso que no has terminado de conocerme, tuviste suerte de no desquiciarme demasiado pronto ya que te hubiera golpeado muy enserio cuando tuviera la oportunidad. El caso es que me llama mucho la atención ese pequeño punto “¿Por qué no ignoré a este chico de problemas?”, la respuesta es muy sencilla: Porque en ti encontré gran parte de lo que yo soy.
   Es difícil creer que la muchacha altruista y de risa incontrolable sea igual que tú. Y es que es cierto, si tan sólo me gustara hablar un poco más de mí en persona. Pero quiero que sepas que tendrás que tenerme paciencia en ese punto, ya que no suelo abrirle esa puerta a muchos, con mencionarte que sólo mi hermana y mi padre tienen ese privilegio; son a los que les dejo verme llorar, a los que les dejo que me aconsejen. Y cuando logremos derribar ese muro, porque yo también quiero  poner de mi parte, sabrás entonces que no soy nada diferente a ti en ese punto. Siempre con algo que decir, siempre con algo que pensar… Y sólo puedo afirmar que eso es cierto por lo que escribo, ya que siempre que no puedo decir algo, escribo. He ahí razón por la que la mayoría de mi habitación está llena de libretas amarillas, porque sus hojas han estado conmigo desde hace ya varios años, llevo mucho tiempo ocultando lo que quiero decir, y dejo que la tinta me ayude a consolar ese pequeño vacío que siento al momento de tragarme mis palabras (Irónico).

    El día en el que te vi, esa primera vez que fuimos al cine sólo tú y yo, no estaba muy convencida en ayudar a alguien quien apenas  me decía un “hola” por los pasillos. Estaba tentada a cancelar también, pero cuando apareció ante mí ese muchacho desaliñado y demacrado créeme que me sentí morir. Pensé “He visto esta cara antes”, un nudo en la garganta creció a medida que indagué en tus ojos. Esas ojeras que apenas pude ignorar, esos labios partidos que solamente susurraban su dolor, la mirada perdida en los recuerdos y tu cabello… De sólo acordarme me pongo algo sentimental. No me sentí preparada para ayudar a alguien así, aún hasta ahora me es increíble que de todas tus amigas, me hayas hablado a mí, sólo una compañera de frases cortas.
   Al principio no sentí más que empatía a todo lo que te estaba sucediendo, ya que, como te había repetido unas veces, yo había estado igual por alguien más. Lo que me sorprendió fue la diferencia de tiempo. Si tú te pusiste así por alguien en sólo tres meses y yo en tres años y medio, me di cuenta de que tu manera de dar cariño (amor, o como le queramos decir) era mucho más rápido de lo que yo hago en un año. De los dos, tú eres el que apuesta con mayor cantidad desde un inicio. Eso me dio miedo. Como tu amiga, si yo pasaba a ser como una de las principales en tu vida iba a ser muy desastroso si llegaba a fallarte…Pero me quedé.
    A medida del tiempo, mientras estuvimos platicando un poco más, empecé a considerarte un verdadero amigo. A pesar de que yo no te contaba mucho mis problemas o a veces se me escapaba decirte uno (de hecho, me sigue apenando ese detalle. Siempre  me preocupa qué pensarás de lo poco que te digo, si es muy personal o si de plano debería callarme porque no te interesa escucharlo). Lo sigo haciendo, por si te lo preguntabas, sin embargo esta vez es un poco diferente…
  Quisiera poder decirte que ahora sigo con la misma indiferencia en mí, porque sé que debería, pero no puedo, te estaría mintiendo. Una vez le dije a alguien muy cercano a ambos que mentir había sido una adicción desde secundaria, porque no encontraba otra manera de poder ocultar lo que sentía o lo que quería decir. ¿Por qué? Para mí, no había nadie a quien debería de interesarle lo que una chica de diferente pensamiento tenía que decir. Luego apareciste tú, tan abierto a todos y a todo, sin importar si alguien ya tenía una daga preparada para perforar esa vulnerabilidad que dejabas ver tan fácilmente.  Me caíste mal en ese sentido, dije: “¿En qué demonios estará pensando? ¿Acaso me he topado con el idiota del siglo?”  Luego me di cuenta de que la que estaba mal era yo. Cuando una vez me dijiste que si yo seguía como estaba era seguro de que nunca encontraría a quienes valieran la pena abrirles el paso a mi verdadera persona.
   ¿Sabes…? Tú me has hecho cambiar de perspectiva cada vez que hablo contigo. Siempre que terminamos nuestra sesión del día me quedo pensando mucho tiempo en lo que pude haberte dicho, y en lo que tú sostuviste durante ese largo rato. No es algo malo, porque si algo he cambiado ha sido para bien, ya que me has motivado también a ser alguien mejor. Debo admitir que esta revelación tardó mucho en quedar clara, ignoraba muchas veces los comentarios de mis compañeros que no hacían nada más que exclamar: “Hoy estás más alegre” “¿Qué te pasó?” “¿Estás así por él?” (Cómo me molestaba cuando me decían esta última)

    ¿Cuándo fue que empecé a sentir algo más por ti? Todavía no estoy muy segura al respecto pero puedo darme una idea...  Y, lo volveré a repetir, tengo miedo. Te diré, en la mayoría de mis relaciones, aquellas que no han sido con 'quien tú sabes', sólo duraron dos semanas o un poco más pero nunca llegan al mes, ya que el maldito me hirió lo suficiente las primeras dos veces que terminó conmigo para poder hacer que desconfiara por completo de los hombres.
  ¿Qué pensarás ahora? ¿Seré suficiente para ti? ¿Por qué no sales con una mujer mejor que yo? Esa amiga tuya es más guapa, debe de ser la ideal para ti…
    Demonios… ¿En qué estoy pensando? Tú nunca querrías,  siento que todo lo que estoy escribiendo aquí es en vano. ¿Cómo demonios te fijarías en alguien como yo? No paso del 1.60, no tengo el cabello largo o rubio, no tengo un cuerpo delgado, no tengo los ojos de color, ni tampoco soy todo lo que tú quieres o… no sé. Yo no soy “ella”.
    Hablando de ella ¿La has olvidado completamente? ¿Tendría alguien más espacio en tu corazón y no ser opacada por su sombra? No le llegaría ni a los talones… Puede que dé lo mejor de mí, pero también soy alguien con problemas al igual que tú. Reflexiona esto, yo estoy lista para dar todo a la persona que se atreva a ir conmigo a algo más que sólo una salida al cine. Pero ¿y tú? No creas que sólo porque me gustas quiere decir que me ciegue todo lo que yo quiera, porque las cosas no son así. Antes que nada, soy tu amiga y como tal pienso en lo que es mejor para ti porque me importas demasiado como para dejarte caer nuevamente. Me importas tanto que estaría dispuesta a ignorar todo lo que siento por ti para que tengas una vida mejor con la mujer indicada (aunque yo quisiera ser ella). Dicen que cuando amas algo tienes que dejarlo ir, y otros más dicen que si lo haces es porque eres un cobarde. Yo pienso en ambas cosas y concluyo en que aquel que deja ir a la persona que ama es porque se conoce a sí misma, ve el resultado de lo que son juntos (si es para bien o para mal) y comprende que es importante en la vida de la persona, y viceversa, para seguir adelante…  Piénsalo.
   Si te preguntas por 'quien tú sabes'… Él ya no es un problema, estará en ti creerme o no. Para que quede claro, porque siempre he variado en las veces que te he dicho que él me terminó o yo lo terminé, la última vez fui yo. Y lo hice porque hay veces en las que sólo palabras no son suficientes en una relación, sino las mismas acciones que te demuestran lo que en verdad sientes por esa persona que significa tanto para ti. Ja… He ahí la verdadera razón por la que te ayudé con lo de la lámina para tu exposición. Ya era demasiado que no estuvieras cumpliendo con probabilidad, ¿y que también te pusieras flojo en tu taller?  Y te mentí, en realidad si tenía mucha tarea en ese momento, pero lo hice para poder ayudarte a no caer de nuevo en la apatía. Hubo un momento en la madrugada en la que detuve todo lo que estaba haciendo, y me puse a pensar en lo que en verdad sentía hacia a ti. Fue ese día en el que empecé a aceptar lo que ya todos estaban notando.
   Antes, estar a tu lado, platicando, era totalmente tranquilo, ahora no puedo evitar agachar un poco la mirada para ocultar el rubor que va creciendo a medida que sigo viendo tus ojos, aquellos que siempre me recuerdan que todavía hay personas en este mundo que pueden hacerlo, que pueden decir hasta una tontería pero están dispuestos a mirarte directamente para demostrar verdad y confianza. Tú haces que sienta mucha confianza en lo que hago. Bien te he dicho que me inspiraste a cambiar mi manera de exponer. Y no sólo eso, tu sola presencia ahora es mucho más influyente, es aquella que me saca una sonrisa porque te miro y pienso: “Ahí está el principito”. Tantas frases, tantas reflexiones, poesías, relatos… Eres todo lo que yo no esperé encontrar. No eres el príncipe de armadura dorada, pero tampoco eres el cerdo que pretendía portar una. Y si lo piensas así quiero decirte que es todo lo contrario, eres O.S.G, eso eres tú. Aquel ser humano que llegó a esta isla, plasmó en la mente de las personas ideologías impregnadas con su imaginación y convicción; eres aquel que inspira a una generación de jóvenes empedernidos que esperan salir de la apatía de un sistema. Eres… aquel que se convertirá sin duda en alguien que valdrá la pena recordar por mucho tiempo, aquí o en otro país en donde logres alzar tu nombre, y lo más importante, dejarás a este mundo cosas de las que se pueda apoyar en los malos momentos, en los oscuros. Tú no eres ninguna ficción o fantasía en libros, no eres aquella imagen antigua que antes existía en la época medieval y tampoco eres uno de esos versos surrealistas del modernismo. Por ahora, tú eres el estudiante que va a hacer la diferencia entre todos nosotros.
    Creo que estoy divagando demasiado… En realidad todo esto es porque quiero decirte lo que siento, y me encantaría poder hacer esto por medio de mi voz de pato, pero, como ya había mencionado antes, me cuesta trabajo poder decir algo de mí si no es por medio de lo escrito. Aunque déjame decirte que de todos mis amigos, compañeros, conocidos… contigo es con quien hablo un poco mejor. Ya te he mencionado que se me escapan algunos detalles de mi vida que simplemente preferiría ocultar. No es que de un día para otro ya pueda hablar abiertamente, necesito un poco de tiempo y paciencia de tu parte…
    Todo es tan triste hasta ahora ¿no lo sientes?... Creo que es hora de decir lo que desde un principio quería escribir:
   Estos días he estado muy nerviosa. Mirarte por los pasillos ya no es como antes, con decirte que ahora tengo que bajar la mirada o hacer que no estoy yendo a la misma dirección para poder evitar que veas el rubor que se pinta por sí solo. Es realmente tonto, viniendo de mí, hacer eso, pero es que no puedo evitarlo, no cuando no he sabido de ti si sientes algo por mí.  
   No puedo evitar sentirme una tonta al momento de hablar y pensar que me delataré en cualquier segundo. La verdad es que no creo que me gustes, porque si hablamos de los aspectos que tendríamos que analizar para decir eso se quedarían muy corto con todo lo que he pasado contigo.
   Te quiero.
   Esa es la verdad que no puedo expresar, pero también que me está matando por dentro. Ahora puedo terminar de decir a lo que le tengo miedo.
   Miedo a que me dejes caer, a que me lastimes en el proceso, en el que cuando tú lo sepas no te importe, y dejes salir a la luz nuevamente al chico herido que hará todo lo posible para alejarme de su lado. Porque aún tengo en mi mente al muchacho que le importaba poco los sentimientos de los demás con tal de no ser él aquel que terminara herido.  
   Me gustaría poder convencerte de que yo no hare eso. Pero también me siento una hipócrita al prometer algo de lo que no estoy segura. Siendo como soy, tengo miedo también de dejarte por cobardía, de irme un día sin nada más que decir que quiero terminar con todo. Sin embargo puedo asegurarte una cosa, lo que siento por ti es algo que no está nebuloso. Imagínate, si para considerar a alguien mi amigo la encuentro muy difícil, ya que no dejo a muchos acercarse lo suficiente para poder tener al menos ese título ¿No crees que también debo de estar muy segura de decir con firmeza algo como “Te quiero”?

   En el fondo deseo estar tan segura de lo que pasara ahora que ya lo he confesado, pero el problema está en la promesa que te sugerí que hicieras. Aquel que decía que ya no te ibas a enfocar en tener una novia hasta terminar la preparatoria.
   Es por eso que todo lo que te he dicho no es para obligarte a que me pidas que seamos algo más que amigos, al contrario. Ve esto como una despedida…
   Así es, una despedida. Porque no quiero alimentar unos sentimientos que al final no tendrán un lugar en dónde florecer. No quiero hacerte eso, no quiero darte ese pendiente.
   Mejor te digo “adiós”. Porque si te quiero lo suficiente para saber que no estás listo para tener una relación, y menos con alguien a quien no necesitas en tu vida y nunca lo harás. Me marcharé con el corazón triste pero al menos sabré que no estoy haciéndote ningún mal sabiendo que tú no sientes lo mismo, por lo tanto no te estaré lastimando.
Adiós, mi amigo de risas, películas, libros, secretos, lágrimas… y de todo lo demás. Siempre estarás en mi mente como una inspiración, como el recuerdo de alguien en México que hará algo por cambiar. Espero poder encontrarte algún día, sólo para volver a repetir nuestra rutina, antes de haber sido “amigos”; si, quisiera que me devolvieras un “hola” esta vez.

Te quiero.


J.Luna



Comentarios

Entradas populares de este blog

Amor a distancia (Obra de teatro)

La chica de la ventana

El calendario (Poema)